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Lucía y Christopher: una entrañable boda con acento americano

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a historia de Lucía Salmerón y Christopher Woiwode comenzó al otro lado del Océano Atlántico, cuando estudiaban en la Universidad de Mercer, en Georgia (Estados Unidos). Sus caminos se cruzaron en la fiesta que organizó una amiga de Lucía en su casa, y una semana después de aquel evento, se encontraron en la puerta de la residencia donde vivía Lucía. Quedaron para ver una película, y desde aquel momento hasta hoy. No han vuelto a separarse.

Dos días antes de la boda, la pareja celebraba su pedida de mano en la casa de los padres de Lucía, en Madrid. El hogar de la familia de la novia se convertía, así, en un lugar de encuentro para las respectivas familias de los protagonistas. De hecho, además de los familiares de Christopher, el hermano de Lucía, Javier, voló desde Estados Unidos para la ocasión, y su hermana, Almudena, desde Barcelona.

Aunque Lucía ya tenía su anillo de compromiso, recibió de los padres de Christopher, Thomas y Christina, un regalo muy especial: una medalla de San Cristóbal que le había entregado a Christina su madre cuando nació Christopher. Los padres de Lucía, José y Ángeles, por su parte, obsequiaron a Christopher con un reloj.

El esperado día llegaba el pasado 30 de noviembre, a las 13:00 horas. Lucía y Christopher se daban el 'sí, quiero' en la Parroquia Santa María de Caná, en Pozuelo de Alarcón, Madrid. Don Jesús Higueras, el párroco de referencia de la novia, era el encargado de oficiar la preciosa ceremonia, que contó con una homilía muy emotiva y la música del grupo 'Alborada'. Tampoco faltaron los misales en español y en inglés para que ningún invitado perdiera detalle del acto.

El momento más bonito se vivió con la entrada de Lucía en la iglesia. La novia estaba espectacular con un modelo de inspiración clásica, obra de la modista Beatriz Romero. Un vestido que acompañó de unos zapatos de 'Ana Polo Shoes', y un ramo elaborado por 'Vinca per Vinca'. Su anillo de compromiso y unas horquillas de plata y brillantes con forma de estrella, de 'Navas Joyeros', completaban su elegante look nupcial.

Tras ser declarados 'marido y mujer', Christopher y Lucía celebraron su unión, por todo lo alto, en Zalacaín LaFinca.

La decoración del espacio fue cuidada hasta el último detalle. Tanto es así, que las mesas del espacio se identificaron con dibujos de las ciudades que los recién casados habían visitado juntos, y algunas de estas ilustraciones habían sido realiazadas por la propia madre de Lucía, su hermana y su tía.

Antonio Rodríguez de Tudanca se encargó de la música del enlace. Durante el cóctel, el compás lo marcaron dos músicos con un cajón y una guitarra española, que mostraron a los invitados americanos lo mejor de nuestra música, mientras que '7 Kiwis Producciones' se cercioró de que los asistentes no perdieran el ritmo. Y, en efecto, consiguieron que los asistentes no pararan de bailar ni un segundo.

La entrega del codiciado ramo de la novia a la hermana de Lucía marcó el momento más inesperado de una boda que califican de 'entrañable'. Ni los kilómetros de distancia que separaban a muchos de los invitados fueron impedimento para estar al lado de Lucía y Christopher en esta ocasión tan especial.

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